Ciclo de vida


El ciclo de vida de una tortuga marina comprende las fases de alimentación, migración y reproducción, que se repiten con cierta periodicidad a lo largo de su vida.

 

Durante la época reproductiva, las hembras pasan varias semanas junto a los machos en las zonas de apareamiento, cercanas a las costas. Realizan puestas en las playas arenosas por encima del nivel más alto de marea, excavando un hueco con las aletas delanteras por medio de fuertes movimientos. Con las aletas traseras cavan un hueco más pequeño donde depositan entre 50 y 200 huevos, dependiendo de la especie, de cáscara flexible y blanca. Tras la puesta, cubren los huevos con arena y vuelven al mar, quedando como único vestigio sus huellas. Tras volver al mar, pueden quedarse cerca de la costa varios días para volver a realizar nuevas puestas. Una vez finalizada la etapa reproductiva, las hembras inician su retorno a las áreas de alimentación, donde suelen pasar entre uno y varios años, antes de volver a reproducirse. Esta migración puede durar varios meses y en ella recorrer miles de kilómetros. Las mismas áreas de alimentación de las hembras adultas pueden ser utilizadas por machos adultos y juveniles desarrollados (sub-adultos).

 

Los huevos permanecen en el nido entre ocho y diez semanas, incubados por la temperatura de la arena. La variación de temperatura en el nido influye en el sexo de los tortuguillos. Por lo general, las temperaturas más bajas del nido dan lugar a machos y las más altas a hembras. Tras la incubación, las crías salen de los huevos y salen al exterior, generalmente de noche, con objeto de evitar ser detectadas por posibles depredadores. Se cree que la claridad del mar les ayuda a dirigirse hacia él y que la iluminación artificial en las playas de puesta puede desorientarlas. Las fuertes corrientes las transportan a zonas de mar abierto, donde se alimentan de diversos organismos (dieta omnívora). Esta fase (oceánica o pelágica) puede durar varios años, incluso décadas, y no se conoce con exactitud dónde pasan todo este tiempo. En el caso de la tortuga boba, se ha comprobado que crías de entre tres y nueve meses con transmisores satelitales, nacidas en la costa de Florida (EE.UU.), fueron arrastradas por la corriente del golfo de México hacia el mar de los Sargazos, pudiendo permanecer en él o ser dirigidas hacia las islas Azores. La mayor parte del tiempo lo pasaron en superficie, se cree que para mantener altas temperaturas corporales [1].

 

Tras esta fase oceánica de varios años, comienza otra en la cual los juveniles migrarían a zonas de alimentación próximas a las costas para finalizar su desarrollo. Estas zonas cuentan con mayor número de depredadores, por lo que su tamaño debe ser suficientemente grande para afrontar estas amenazas. Esta fase (nerítica) puede durar unos pocos años o décadas, en la cual pueden coincidir con individuos adultos. Se estima que para llegar a la madurez sexual necesitan entre 10 y 40 años, por lo que la reducción de sus poblaciones hace que necesiten un tiempo prolongado para recuperarse.

Esquema simplificado del ciclo de vida de las tortugas marinas
Esquema simplificado del ciclo de vida de las tortugas marinas

Después de pasar entre uno y varios años en las áreas de alimentación costeras, las tortugas adultas pueden iniciar una nueva migración y volver a las áreas de reproducción. Las hembras suelen poner sus huevos en las mismas playas donde nacieron, fenómeno que se conoce como filopatría. Una misma hembra puede copular con uno o más machos, lo cual puede conducir a procesos de multipaternidad (crías de diferentes padres). Los machos en las áreas de reproducción se pueden mostrar violentos tanto con otros machos como con las hembras.

 

Durante la época de reproducción, que puede durar entre uno y dos meses, las hembras permanecen en el agua en áreas cercanas a la playa de puesta. Pueden realizar entre dos y siete puestas en una sola temporada (una puesta cada 10-15 días aproximadamente), dependiendo de la especie, y generalmente en horas nocturnas. La tortuga de Kemp (L. kempii) y la tortuga olivácea (L. olivacea) pueden acudir en grupos más o menos grandes a las playas (fenómenos que se conocen como “arribadas”). La tortuga de Kemp, al contrario que las otras especies, suele poner sus huevos durante el día y en jornadas ventosas.

Fuentes consultadas:

[1] Mansfield, K. L., J. Wyneken, W. P. Porter & J. Luo. 2014. First satellite tracks of neonate sea turtles redefine the ‘lost years’ oceanic niche. Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences 281: 20133039. http://dx.doi.org/10.1098/rspb.2013.3039.