La alimentación de la tortuga boba es generalista y muy variada debido a las diferentes regiones que ocupan, a los cambios de dieta-hábitat durante su desarrollo (nerítico-oceánico) o a cambios biológicos (presas) estacionales. Los neonatos se alimentan principalmente en superficie de invertebrados pelágicos o asociados a masas de algas (cangrejos, caracoles, hidrozoos, balanos y percebes, camarones, huevos de peces) y plantas (sargazos y otras algas, hojas). En estómagos de juveniles jóvenes varados en la costa de Florida se han encontrado medusas, crustáceos, insectos, hidrozoos, gasterópodos, anémonas. Estómagos de tortugas bobas juveniles capturadas en el área de las islas Azores contenían salpas, medusas, anfípodos, cangrejos, balanos, peces, caracoles y calamares. En estómagos de tortugas del Mediterráneo occidental fueron detectadas diferentes especies de peces, salpas, cangrejos, isópodos, cirrípedos, insectos, anélidos, equinodermos, cefalópodos y bivalvos, anémonas, esponjas, algas y pastos marinos. En Australia y el Atlántico Noroeste también se ha registrado el consumo de moluscos bivalvos. En algunas regiones y épocas, el consumo de cangrejos o de plumas de mar pueden componer la mayor parte de su dieta. Además, pueden ingerir elementos que no se consideran propiamente alimentos como plumas de aves, cortezas, pedazos de madera, así como basuras marinas (plásticos, vidrios, cuerdas, sedal, corcho, alquitrán). En algunos casos también se ha podido constatar el consumo de descartes de la pesca que los barcos devuelven al mar. Igualmente, se ven atraídas por los cebos utilizados en la pesca de palangre, que son principalmente calamares y caballa, que intentan ingerir, pudiendo provocar su captura accidental por ingestión del anzuelo, enredo en el sedal o lesiones internas o externas.

Fuentes consultadas:

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