La tortuga boba se caracteriza por tener una cabeza grande, en comparación con las otras especies, de ahí el nombre común de tortuga cabezona en algunas regiones. La cabeza es rojiza u ocre-marrón, con las escamas bordeadas de amarillo claro. Presenta dos escamas prefrontales (ver dibujos: P1-P4). Los maxilares son grandes y no tienen los bordes aserrados. Su caparazón es ovalado, más largo que ancho, de color marrón rojizo con cinco escudos vertebrales (V1-V5) y cinco pares de escudos costales (C1-C5) no imbricados. El plastrón, al igual que la garganta y parte ventral de las extremidades, es amarillento, y presenta tres pares de escudos inframarginales (I1-I3) sin poros.
La longitud recta del caparazón puede alcanzar en adultos entre 88 y 120 cm y pueden llegar a pesar alrededor de 110-120 kg. Los machos pueden ser más grandes que las hembras y reconocerse por tener la cola más larga y gruesa en su base. Presentan además dos uñas en cada aleta delantera, más largas y curvas en los machos, que utilizan para sujetar a la hembra por el caparazón durante la cópula.
Los neonatos, de color grisáceo, nacen con una longitud media de caparazón de unos 4,5 cm y un peso de alrededor de 20 g. Su caparazón presenta tres quillas longitudinales que desaparecen con la edad.